Por Emmanuel Moya
La principal fuente de ingresos que capta México mes con mes son las remesas, que no son más que el flujo de dinero que mandan los connacionales que viven y trabajan en el extranjero, este dinero se envía a través de instituciones remesadoras o bancos autorizados para dicho fin, cobrando una comisión en porcentaje por la operación. Tan solo el año pasado, las remesas alcanzaron el billón de pesos superando por mucho los ingresos tributarios que capta el Estado por la renta petrolera, así lo manifestó el presidente de la Mesa Directiva del Senado, Alejandro Armenta, durante el foro “Corresponsales bancarios y remesas en la relación bilateral México-Estados Unidos” (Senado de la República Coordinación de Comunicación Social, 2022).
Los estados con más migrantes hacia Estados Unidos son Jalisco, Michoacán, Guanajuato, Estado de México y Zacatecas, que conforman el 45 % del total de migrantes hacia Estados Unidos, por lo que en su mayoría se trata de estados sumamente productores y maquiladores de mercancías para consumo. Tratándose del dinero que llega a México por remesas cada año, tan sólo de enero a octubre de 2022 el valor de los ingresos por remesas fue de 48,338 millones de dólares, cantidad superior a los 42,172 millones de dólares reportados en el mismo periodo de 2021, es decir, un 14.6 % más.

Ahora bien, en el periodo que se comenta en líneas arriba, tan sólo el 99.0% del total de los ingresos por remesas se realizó a través de transferencias electrónicas, por el contrario, las efectuadas en efectivo y especie representaron solamente el 0.7 y 0.3% respectivamente (Banco de México, 2022), lo que nos hace ver la cantidad de operaciones que se utiliza el sistema financiero nacional e internacional para cumplir con dicho fin. Por otra parte, sabemos que, en su mayoría, las remesas que se envían desde el extranjero son en dólares ya que Estados Unidos es el principal país donde trabajan los migrantes mexicanos que tienen como lugar de origen algún estado de la República y con ello sus familias. Pero ¿qué pasa cuando disfrazado de remesas, los dólares que se envían vienen mezclados con dinero sucio? Es decir, dinero proveniente de narcotráfico, tráfico de migrantes, trata de personas, venta de armas, o cualquier otra actividad delictiva que genere ganancias estratosféricas pagadas en dólares y se quiera ingresar el dinero al territorio mexicano por el medio legal tradicional como son las remesadoras o los propios bancos.
En el caso de las remesas enviadas del extranjero, llegan a pasar hasta por cuatro filtros antes de que lleguen a manos del receptor en México, por lo que pareciera un tanto difícil el hecho de lavar dinero por este medio, si se trata de remesas enviadas a través de instituciones del sistema financiero, estarán vigiladas y reguladas por la SHCP, BM, CONDUSEF, CNBV, pero si estas son enviadas a través de instituciones no financieras será la PROFECO quien vigilará de su cumplimiento. Al parecer los controles son efectivos y las autoridades verificadoras están muy bien delineadas, sin embargo, existen huecos por donde pasa el dinero que no es precisamente bien verificado, me refiero al dinero en efectivo que se envía desde pequeños centros de cambio y en pequeñas cantidades. A diferencia de los bancos o centros remesadoras como Moneygram o Western Union, que son las más utilizadas en México, así como pequeños negocios que se dedican al envío de dólares y que muchas veces tienen controles mínimos o que incluso no generan los reportes adecuados por transferencias que así lo requieren.
Obtener una licencia para el envío de remesas en Estados Unidos está sujeto a rigurosos controles por parte del Tesoro de los Estados Unidos. En el caso de las empresas más conocidas de remesas, al momento de solicitar un envío de dinero, la persona que envía tiene que mostrar una identificación oficial válida, quedando registrado su nombre y el del receptor. La empresa debe contar con mecanismos de control para identificar, regular y suspender el trámite, aunque no tiene la capacidad de ubicar si los recursos de esa remesa son legítimos o ilícitos, ahí es donde queda el problema.

La verdad es que realmente es complicado ingresar dinero ilícito por medio de las remesas, lo que se hace en realidad es disfrazar actividades “legítimas” como actividades empresariales y así poder enviar el dinero en varias cuentas, es decir, actividades empresariales de comercio exterior que justifiquen el envío de cantidades no muy grandes pero recurrentes en diversas cuentas, es decir, diversos empleados. Además, escogiendo una remesadora que no cuente con controles estrictos como lo exigen las Leyes estadounidenses y mexicanas, como pudo haber sido el caso del Banco del Bienestar, donde los controles antilavado no eran muy robustos y pareciera que se estaban metiendo muchas divisas extranjeras por ahí, lo que puede generar un problema ante el Departamento del Tesoro de Estados Unidos o el propio GAFI una vez que le toque la revisión a nuestro país.
El caso de una entidad financiera mexicana, se puso sobre la mesa la sospecha de que si no se tienen controles serios en materia antilavado, podría infiltrarse de inmediato el dinero del crimen organizado, por ejemplo, dentro del reporte de dicha entidad, el economista Enrique Cárdenas, evidenció que el crecimiento del envío de dinero a México pasó de 31.7 mil millones en 2018 a 58.5 mil millones en 2022, lo que representó un aumento del 84.5%. (Cárdenas, 2023). Finalmente se corrigió el rumbo y las operaciones de recepción de divisas se lo dejaron únicamente a la Financiera de la entidad, argumentando que existía una duplicidad de funciones.
Recordemos también el caso de la iniciativa que se intentó por parte del grupo parlamentario de Morena desde el Senado, donde pretendía dar facultades al Banco de México para recibir remesas, evitando con ello lo tortuoso de muchos controles, no prosperó. Finalmente, lo que se debe tener en el radar es que los sistemas y monitoreos sean estrictos y constantes, ya que la tentación por las autoridades porque México reciba mayor cantidad de dólares es muy atractiva pero muy peligrosa, no se diga por medio de la delincuencia organizada que sólo está observando el momento en que se abra un hueco en el sistema de vigilancia de algún operador débil para filtrar los recursos hacia México provenientes de las actividades criminales. También se debe ir más allá, no sólo de la utilización de remesadoras si no de quién es el beneficiario controlador que está detrás de varias cuentas y qué tipo de negocio se está realizando como para que justifique la generación y envío constante de dólares a México.

Emmanuel Moya
Abogado, Maestro en Políticas Anticorrupción, especialista en seguridad y Prevención de Lavado de Dinero, Compliance, GRC.